En el marco de la cumbre del G20, los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump, y de China, Xi Jinping, acordaron una tregua comercial de 90 días que contempla la suspensión temporal de nuevos aumentos arancelarios. La medida busca dar margen a una nueva ronda de negociaciones y ha generado reacciones mixtas en los mercados financieros.
El acuerdo frena, al menos por ahora, la escalada en la guerra comercial que ambas naciones han sostenido durante meses, marcada por la imposición mutua de aranceles sobre cientos de miles de millones de dólares en bienes. Según informaron funcionarios de ambas delegaciones, el objetivo del plazo es avanzar hacia un acuerdo más amplio que aborde las diferencias estructurales entre las dos mayores economías del mundo.
Los mercados reaccionaron con cautela. Aunque el alivio fue recibido positivamente, los inversionistas mantienen una postura expectante ante la falta de detalles concretos sobre los próximos pasos. Si bien algunos ven en la tregua una oportunidad para reducir tensiones, otros advierten que los conflictos fundamentales como la protección de la propiedad intelectual, los subsidios estatales y el acceso a mercados siguen sin resolverse.
Durante las próximas semanas se pondrá a prueba la efectividad del pacto. Aunque limitado en su alcance, representa un respiro temporal para la economía global y una ventana de oportunidad para evitar una confrontación económica aún más costosa.
El desenlace de este periodo será clave para los mercados financieros, que observan con atención cada señal de avance o estancamiento en el diálogo entre Washington y Pekín.
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